El culto a la muerte no es algo nuevo en la cultura mesoamericana, pues existen registros de rituales y celebraciones de pueblos prehispánicos de hace más de 3000 años. Hay registros de rituales y celebraciones de este tipo de etnias como la azteca, maya y purépecha. Los aztecas tenían conocimientos avanzados de astronomía y el calendario azteca era fundamental para la celebración de rituales y festividades, además del importante papel que tenía para la agricultura. Por otro lado, según las tradiciones aztecas, había trece cielos y nueve infiernos. Cuando una persona moría se iba a un cielo distinto dependiendo de las cosas que había hecho en vida. Se dice que, en este día, los difuntos son autorizados desde el más allá para visitar a sus parientes vivos en la tierra. La familia recibe al difunto con una fiesta y ofrenda que tiene como finalidad agasajarlos con atenciones y con cosas que disfrutaban en vida. No hay duda que en México se recibe a la muerte de una manera muy peculiar. Los mexicanos utilizan la sátira para burlarse de ella. La “Catrina” es un ejemplo claro de burla, es una calavera vestida con diferentes atuendos como muestra de la presencia de la muerte en todo lo cotidiano. La “Catrina” inicialmente llevaba el nombre de “La Calavera Garbancera”. Se empezó a utilizar a la calavera en los periódicos del año 1913, los escritores escribían acerca de la situación general del país y sobre las clases privilegiadas. Utilizaban la calavera al costado del texto para retratar un poco de la miseria, los errores políticos y la hipocresía en la sociedad.

“El nacimiento y la muerte no son dos estados distintos, sino dos aspectos del mismo estado.”

Mahatma Gandhi